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Flavia Pennetta se despide del tenis tras alcanzar la gloria en el US Open

A los 33 años, la italiana obtuvo su primer Grand Slam y anunció su retiro. En la final venció a su compatriota Roberta Vinci por 7-6 (4) y 6-2.

Probablemente no haya mejor manera de retirarse en el tenis que después de ganar un Grand Slam. Flavia Pennetta se va por la puerta grande. Como alguna vez lo hizo Pete Sampras a los meses de ganar el US Open 2002; o como hace dos años la francesa Marion Bartoli, tras conquistar Wimbledon. La italiana, tanto tiempo compañera de Gisela Dulko en dobles, ganó el Abierto de los Estados Unidos tras vencer por 7-6 (4) y 6-2 a su compatriota Roberta Vinci , la misma que 24 horas antes le había despojado el Grand Slam a Serena Williams . «Esta es la manera con la que quiero decir adiós al tenis», dijo la novia de Fabio Fognini, durante la premiación, sorprendiendo al mundo. Incluso a Billie Jean King, presente en el Arhur Ashe, a quien, teniendo en cuenta su reacción, pareció no agradarle el anuncio. Qué le importa a Pennetta, que con 33 años y seis meses se transformó en la jugadora de la Era Abierta que más tiempo demoró para ganar su primer grande en singles. Dejará de jugar al final de la temporada y fue una decisión que tomó en Toronto, en agosto, tras caer en la 2a rueda, paradójicamente, con la menor de las Williams, la que todos creían que ganaría este año.

En Flushing Meadows , antes de una final entre debutantes, la primera entre dos italianas y la de mayor edad combinada (66 años y 19 días, más que los 63 años y 11 días de Virginia Wade vs. Betty Stove, en Wimbledon 1977), durante la mañana y el mediodía todavía se hablaba de la inesperada caída de Serena. Hasta la primera dama estadounidense, Michelle Obama, intentó consolar, vía redes sociales, a la número 1. Los precios de la reventa de entradas cayeron en porcentajes enormes. Sin embargo, ya nadie le prestó atención a lo que pudo haber sido y no fue. El primer ministro italiano, Matteo Renzi, se tomó un vuelvo para estar en Nueva York. A pocos metros de distancia se sentó Robert Redford. Y el estadio de tenis más grande del mundo se preparó para rendirse ante Pennetta y Vinci, dos jugadoras de la misma generación, que se conocen desde niñas y se desarrollaron, prácticamente, de la mano. Por todo ello no llamaron la atención los nervios que ambas no lograron ocultar en el primer set, con casi 40 errores no forzados entre las dos. Vinci, que en el momento de disputar la final todavía seguía en las nubes por haber vencido a Serena, luchó un poco, sólo un poco. Se quedó sin energía en el segundo parcial, pero cuando Pennetta la derrotó, no dudó en correr a abrazarla muy fuerte en la red. Es más, pocas veces se observó a alguien caer en una final de Grand Slam y sonreír tanto durante la premiación. Y reír naturalmente, como lo hizo Vinci (43°). Estaba realizada.

Entrenada por el español Salvador Navarro y con el aporte del psicólogo deportivo argentino Iván Tcherkaski, Pennetta tuvo en claro cómo jugarle a Vinci. Cargó sobre el revés con slice, buscando el momento de cerrar el punto con un drive cruzado. Y le quebró el saque en cuatro oportunidades. «Nunca pensé que iba a ser campeona en Nueva York, por eso estoy tan emocionada. Cuando las cosas vienen así, sin esperarlas, de imprevisto, son todavía más reconfortantes», explicó Pennetta, ex número 1 en dobles, ganadora del Abierto de Australia 2011 en esa categoría junto con Dulko. «Un montón de cosas pasaron por mi cabeza en las últimas horas, estaba un poco cansada, pero estoy feliz a pesar de haber perdido en la final, estoy feliz por Flavia porque jugó un partido espectacular», añadió Vinci. La última vez que dos jugadoras del mismo país se habían enfrentado en definición de un Grand Slam había sido en Wimbledon de 2009, entre Serena y Venus. Pennetta, segunda italiana en ganar un major individual (se suma a Francesca Schiavone, que logró Roland Garros 2010), ya puede retirarse tranquila. Por la puerta grande.

Flavia Pennetta y

Fuente: Cancha llena