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Futbol femenino: la nueva pasión de las chicas

Es un ritual que siempre estuvo ligado a lo masculino, pero hoy ellas también sienten placer al patear una pelota.

La historia de siempre es más o menos así: la mujer que no logra entender cómo un hombre puede levantarse un domingo a las 8 de la mañana para ir a jugar al fútbol con los amigos, cómo puede querer ir aún después del día de trabajo más agotador o de la peor discusión de pareja. La mujer que le hace un planteo del tipo “preferís el fútbol antes que a mí” o que no termina de entender cómo alguien puede perderse una tarde de sol embobado frente al televisor. Pero esa historia de siempre ya quedó para el baúl de los estereotipos. Es que ahora muchas mujeres jóvenes adoptaron ese ritual tradicionalmente masculino y se juntan con amigas a jugar al fútbol, descargan su furia semanal con una simple puteada al rival y después del partido se van a comer, transpiradas y con botines, una pizza calórica y un cerveza helada.

A principio de año, la tira de Pol-Ka “Mis amigos de siempre” abrió el juego al fútbol femenino en la televisión de la mano de Emilia Attías, Juana Viale y Leticia Sicialiani, todas integrantes del mismo equipo de fútbol. “Cuando tenía 1 año y medio –cuenta a Clarín Leticia (21), cuñada de Adrián Suar– mi hermano me ponía una camiseta y me enseñaba a pegarle a la pelota. A los 10, empecé a jugar en un club. Pero lo que pasó hace cosa de un año fue casualidad: fui a Excursionistas a acompañar a una amiga, me puse a jugar en un costado y el técnico se acercó y me preguntó si me quería probar”. Desde ese entonces juega de enganche en la Primera División de mujeres de la AFA.

“Yo encontré en el fútbol un espacio para estar con amigas de mundos muy diferentes, un lugar para compartir: todas tienen su trabajo, sus familias o estudian pero llegamos a la cancha y se nos pasa todo”, cuenta. Hasta el inicio de las grabaciones, Leticia entrenaba 3 veces por semana y jugaba los domingos pero en enero, cuando tenía que grabar todos los días, su misión fue enseñarle a sus colegas actrices de ficción a pegarle dignamente a la pelota.

“ Ahora entiendo cuando los hombres dicen ‘me voy a jugar al fútbol’. Ahí descargás todo, te liberás. A veces, entre nosotras, nos mandamos mensajes del tipo ‘chicas, me peleé con mi novio, necesito un partido ya”, cuenta Yasmin Olid (27), parte del equipo de fútbol femenino que hasta tiene DT (se llama Mariano Hernández). “Las mujeres solemos hacer deportes muy solitarios y a la mayoría nos aburre mucho el gimnasio. En cambio ahora vemos fútbol los fines de semana, le debatimos a cualquiera, nos juntamos a entrenar en un parque y después nos vamos a comer: una pizza con cerveza, un choripán en la Costanera, así: con los botines y la camiseta puesta”, dice.

En su equipo son tan coquetas que se ocuparon de combatir los prejuicios que asocian a las mujeres futbolistas con “machonas”. Se llaman Glamour de bailanta y usan camisetas grises con rosa pero a la hora de los bifes no se les quiebran las uñas. Aunque empezaron hace dos años de cero, ya participaron del campeonato Gambeta femenina(hay tres niveles con unos 14 equipos en cada uno) que se juega los domingos en Costa Salguero.

Antonella Porro, estudia arquitectura y juega en el club solidario Río Colorado, en Floresta.

“Muchas veces quise empezar pero hace poco tiempo si eras mujer y querías jugar al fútbol tenías que meterte de lleno: ahora podés hacerlo como un hobby”, explica. “¿Por qué el fútbol? Me fascinaba ese ritual que no veía en otros deportes: juntarte a ver un partido, ir a la cancha, ir a jugar, salir a comer. Nosotras ahora somos parte de ese ritual. Es más, yo soy hincha de Argentinos Juniors pero ahora capaz me quedo un domingo viendo a Boca con mi hermano y mi papá porque ya tengo ese sentido de pertenencia”. Y así ella –23 años, preciosa–, una chica que no terminaba de entender la relación entre el hombre y el fútbol, ya casi no sale los sábados: es su forma de concentrar para el torneo del domingo.