Hacer ejercicio y no bajar de peso

Las primeras semanas, el periodo de aclimatación a la nueva rutina de exigencia, es posible que no se pierda peso.

Menos expectativa y más tenacidad. Esta fórmula sirve para atravesar las primeras semanas de ejercicio. La ansiedad por perder peso hace que nada sea suficiente. Peor aún cuando la balanza está igual.

La explicación es simple: Todo nuestro cuerpo está reforzándose para hacer frente al ejercicio. En el organismo detecta que le faltan recursos para afrontar ese ejercicio físico. De esta forma, tu cuerpo comienza a adaptarse al ejercicio creando más tejidos como el muscular y acumulando más energía como el glucógeno.

Está claro que no vamos a ganar un kilo de músculo cuando empezamos a hacer ejercicio. Pero algo de tejido muscular se crea. Este aumento de proteínas también retiene agua. Por tanto, el aumento de masa muscular es uno de los factores a tener en cuenta. También aumenta el tejido conectivo que conllevan los músculos.

Si se hace ejercicio aeróbico el volumen de sangre puede aumentar. Hay casos de subas de medio litro en los primeros diez días. Esto supone alrededor de medio kilo de peso.

La dieta, el descanso y el resto de actividad que se tenga a lo largo del día van a jugar un papel muy importante.

Este proceso de adaptación al ejercicio puede durar incluso un mes. La motivación es imprescindible para crear hábitos y que estos se vean reflejados en una mejor calidad de vida.