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Hockey en la Cárcel, gracias a una ex Leona

El juego como expresión de una libertad que no tienen y algunas profesoras con ganas de ayudar impulsaron a un grupo de internas de la Unidad 8 de La Plata a crear «Aguilas 8», el primer equipo de hockey sobre césped femenino carcelario.

La experiencia, inédita, no se limita al patio de la prisión; el equipo ya ha salido a jugar partidos afuera.

Una de las encargadas de coordinar el programa «Deporte por Penales» es la ex jugadora del seleccionado argentino (Las Leonas) Jorgelina Bertoni: «El plan fue ideado para la rápida inclusión de las personas privadas de su libertad porque, bajo un sistema recreativo, el deporte en la cancha iguala diferencias».

Con el deporte como vehículo y herramienta para la reinclusión social, Bertoni dice en diálogo con Télam: «La práctica deportiva es un derecho para cada ciudadano».

En convenio con la Secretaría de Deportes de la Provincia de Buenos Aires y el Ministerio de Justicia, la ex Leona hace las veces de «entrenadora» para las reclusas de la Unidad 8 de Los Hornos, en La Plata, autodenominadas «Aguilas 8».

«Cuando llegó el ofrecimiento me pareció muy bueno, pero no estaba de acuerdo con practicar hockey. Era de alto riesgo porque, si lo pensás, tienen un arma en la mano», narra Bertoni.

Pero el tiempo le demostró lo contrario y el resultado superó sus expectativas: auxiliada por profesoras que se entrenan con las chicas durante la semana, el plan de trabajo está centrado en un campo ubicado en el patio de la unidad y es más que exitoso.

Casi en una instantánea de tonalidades grises, acompañadas de un cielo encapotado que no ahuyenta las ganas de las novatas jugadoras para correr un rato, Télam acompaña a las «Aguilas 8» en un terreno similar a un potrero de fútbol, de arcos sin red.

En ese momento, cuando juegan y aprenden, Bertoni advierte que los ojos de sus «alumnas» se iluminan: «Ellas dicen que se sienten en libertad cuando juegan porque pueden expresarse».

A la práctica pueden acudir aquellas chicas que participen del sistema educativo carcelario y tengan ganas y buena conducta.

No es obligatorio. En el predio corren, se casan, dejan de lado sus problemas sin importarles la escenografía que las rodea. No hay tiempo de barrotes negros en las ventanas, mezclados con miradas curiosas y prendas para secar.

De a poco, las reclusas entendieron que el entrenamiento les da beneficios. La conducta mejora, como la relación entre ellas y con los efectivos del servicio penitenciario. En palabras de Bertoni, «todo esto colabora para lograr la libertad».

Cuando se entrenan, la seguridad es mínima: a las `Aguilas 8` sólo les interesa interactuar y pasarla bien; despejar la mente.

Hace dos años, las chicas no tenían ni la más mínima idea de las reglas del hockey sobre césped. El aprendizaje se produjo mientras jugaban. «Me sorprende cómo aprendieron con el paso del tiempo. Llevan dos años como equipo y siguen interiorizándose», comenta orgullosa la «profe», como la denominan sus dirigidas.

El año pasado, Aguilas 8 salió por primera vez para un partido ante un grupo de estudiantes de la Universidad platense. A tres kilómetros del penal, jugaron en una cancha de pasto y lo hicieron bien, pero otras cosas importaron más que el resultado.

Bertoni se dio cuenta de que la salida les permitió «apreciar el valor de la libertad» porque algunas le mencionaron que hacía «seis años que no veían un árbol».

Además, el tercer tiempo, ese intercambio habitual de conceptos y saludos con el equipo rival, «fue muy bueno».

Entre los objetivos para 2012, está ampliar la base del programa con la Secretaría y «trasladar las clases a otras unidades», dice Bertoni, ex integrante de Las Leonas de 1989 a 1995 y de 1998 a 2000, aún jugadora de Banfield y socióloga.