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Actualidad

Vale la prueba

La selección femenina de vóley perdió ante Italia en un amistoso preparatorio para el Grand Prix. Lo mejor de las chicas apareció en el tercer set, pero no alcanzó para dar el batacazo.

La selección femenina de vóley perdió ante Italia en un amistoso preparatorio para el Grand Prix. Lo mejor de las chicas apareció en el tercer set, pero no alcanzó para dar el batacazo.

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En Rovigo, al Norte de Italia, la Selección femenina de vóley perdió ante el combinado local su primer amistoso preparatorio para el World Grand Prix. Las chicas pelearon el juego pese al cansancio del cambio de horario y del largo viaje desde Montichiari, pero no pudieron sorprender. Al final, la historia quedó 17-25, 23-25, 25-23 y 16-25.

Más allá de la derrota, valió la pena la prueba. Si el técnico Guillermo Orduna tiene que mostrar cuál es el camino a seguir, seguramente elegirá los instantes del tercer set, en el que la Argentina impuso condiciones ante la potencia italiana.

En el resumen de lo bueno quedarán los puntos de saque de Nizetich y Aispurúa, los golpes con mano de piedra de Frescó, los bloqueos de Sosa y la transpiración de todas las chicas que jugaron como si el match hubiera sido por los puntos. El público local terminó aplaudiendo la entrega argentina. «Podemos jugar mucho mejor que hoy y ganarle a Italia. Fue una buena medida», dijo Orduna tras el partido.

El primer set fue punto a punto, con buenos toques cortos de la armadora Castiglione y los remates por las puntas de las grandotas argentinas. Pero del otro lado se encendió Folie y se empezó a abrir la brecha en el resultado.

Luego llegó un set muy parejo. Una bandera decía «forza Italia, ragazzi siamo con voi», y las pibas de la Azurra tuvieron justamente fortaleza y algo de fortuna en el cierre de ese juego. En el punto que hubiera sido el 23-23 de la Argentina, la pelota quedó dando vueltas en la red y cayó para el lado menos deseado.

Muchos palos, mucho calor y muchos mosquitos hubo a lo largo de la noche de Rovigo. A estadio lleno, los 900 hinchas italianos hicieron silencio en el tercer set. Con una seguidilla de saques de Nizetich, la Selección fue sumando confianza y puntos. Y ahí sí, poroto adentro… Festejo.

En el último fragmento se multiplicaron las dificultades en la recepción. Diouf, una italiana de 2,02 metro, volvió a poner las manos para complicar a la Argentina. «Es el primer partido. No estamos acostumbrados a jugar con equipos de este gran nivel. Nos demostramos que si ajustamos un par de cosas le podemos llegar a ganar a potencias como Italia», analizó Lucía Gaido.

El amistoso ya había terminado. La jornada, no. Faltaban cientos de kilómetros para regresar al hotel de la concentración en Montichiari y un par de horas para ir a dormir. Ahora queda otro partido ante Italia antes del debut en el Grand Prix, el torneo anual más importante de selecciones. Argentina quiere dejar su marca. Vamos las pibas.