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Salud

¿Evitar las calorías o»comer intuitivamente»?

¿Es necesario leer las etiquetas para bajar de peso? ¿O basta con ser consciente de qué se come? El debate entre los especialistas.

En un momento donde surgen informaciones encontradas sobre qué se debe comer y qué no a la hora de cuidar la alimentación, resulta incómodo, además, ponerse a contar calorías antes de cada comida. Por esta razón, se está gestando un movimiento nutricional que intenta fomentar la intuición, es decir, un enfoque que le resta importancia a las dietas y está a favor de asistir a las señales corporales, como la sensación de hambre y sobre todo la de saciedad y plenitud.

¿Sirve contar calorías?

A pesar de los libros y seminarios relacionados a esta nueva corriente, que además cuenta con el sustento de varios expertos en obesidad, el comer intuitivamente o «conscientemente» no ha sido objeto de mucha investigación científica. Por eso un estudio piloto de la Universidad del Sur de Texas en Houston, Estados Unidos, ofreció las primeras comparaciones directas de la eficacia de la restricción de calorías vs. comer siguiendo el instinto.

El estudio, publicado en la revista nutricional online Nutrition and Health fue dirigido por Judith C. Anglin, profesora asociada de nutrición y directora del programa de dietética en la Universidad del Sur de Texas, quien confesó estar asombrada por el número de amigos y clientes que se inscribían en programas de alimentación intuitiva.

Para la investigación, Anglin y su equipo reclutaron a 16 hombres y mujeres con sobrepeso de una comunidad universitaria (la poca cantidad se debió a que es un estudio piloto para poder realizar uno mayor a largo plazo) y midieron su peso, índice de masa corporal, estado de salud en general y niveles metabólicos.

Ocho voluntarios fueron asignados a reducir el consumo de calorías diarias entre 1200 y 1800 calorías, dependiendo de las tasas metabólicas individuales, para poder reducir las cantidades energéticas a alrededor de 500 calorías al día. También recibieron instrucciones y orientación sobre cómo comer saludablemente dentro de esos límites calóricos.

Por su parte, los otros ocho voluntarios practicaron la ingesta intuitiva de alimentos, con una planificación basada en intuitiveeating.org, un programa guiado por principios como «rechazar la mentalidad de la dieta», «honrar tu hambre» o «hacer la paz con los alimentos». A estos sujetos no se les dio ningún objetivo calórico. Por último, para asegurarse de que las diferencias en la actividad física no influyeran en la pérdida de peso, todos los participantes debieron abstenerse de cualquier entrenamiento y realizar ejercicios ligeros en el laboratorio tres veces a la semana.

Después de tres semanas, se pesó a los participantes a quienes además se les brindó asesoramiento y estímulo adicional para seguir con el programa. En estos chequeos se descubrió que los voluntarios del grupo de restricción de calorías habían perdido un promedio de 2,5 kilos cada uno. Según Anglin, en este caso la reducción fue más rápida en las primeras semanas del programa y luego se estancó, pero la consejería de seguimiento pareció revitalizar la determinación y los ocho sujetos perdieron 1,5 kilo adicional en las siguientes semanas.

El otro grupo, los comedores intuitivos, comenzaron bien, según la directora del estudio, perdiendo, en promedio, un poco más de peso durante las primeras tres semanas que los reductores de calorías. Pero luego la disciplina y la autoconciencia corporal disminuyó y comenzaron a recuperar peso hacia las últimas semanas, e incluso a aumentar.

Finalmente, los autores concluyeron que es importante contar las calorías y que los mensajes corporales sobre el hambre y la saciedad pueden ser útiles, pero deben ser complementados con un poco de conocimiento sobre la ingesta calórica, porque la ingesta intuitiva y los pedidos y antojos del cuerpo no siempre son beneficiosos para la salud, dependiendo de las costumbres de los individuos.

Qué significa comer intuitivamente

Aunque los nutricionistas más tradicionales dan gran relevancia a las dietas que controlan las calorías (y tienen sustento para hacerlo), este movimiento de alimentación intuitiva nace en forma de protesta con el formato que establecen históricamente las dietas y que no necesariamente trae resultado a todos sus usuarios.

Esta estructura establece que dos alimentos con el mismo contenido calórico producen el mismo efecto en el cuerpo, independientemente del peso o la grasa corporal. Ese dogma, por lo tanto, está planteado en términos cuantitativos, no cualitativos. Un comentario en la revista Public Health Nutrition titulado «Cómo el pensamiento centrado en las calorías acerca de la obesidad y enfermedades relacionadas puede desorientar y dañar nuestra salud» expone una crítica ante esa forma de pensar. Los autores explicaron que diferentes alimentos tienen efectos diferentes en el cuerpo, el mantenimiento de peso y la composición corporal.

De hecho, sugieren que mientras algunas calorías suprimen el apetito y aumentan el gasto de energía, otras estimulan el hambre y la acumulación de energía. Es decir que aun controlando la ingesta total de calorías y el gasto energético de la actividad física, las diferencias cualitativas entre las distintas calorías tienen implicaciones en la obesidad y otras enfermedades relacionadas. Una caloría de un alimento no es igual a una caloría de otro.

El problema que ni los más informados individuos pueden ser capaces de estimar su ingesta calórica o su gasto energético de manera precisa (ni siquiera las dudosas etiquetas nutricionales pueden determinar las calorías ingeridas o absorbidas), entonces es difícil argumentar perfectamente su rol en la obesidad, por ejemplo. Por eso los autores apuntan contra los carbohidratos de rápida absorción y la insulina: las abruptas subidas de niveles de insulina causadas por estos alimentos causan bajas en los niveles de azúcar igual de abruptas produciendo ansiedad por comer para poder reponer la energía y, en general, es ansiedad de dulce.

En resumen, esta corriente busca desmitificar y destruir la mala fama que le han hecho a las calorías y apuntar contra las verdaderas calorías «vacías» que en realidad no están vacías y pueden ser muy contraproducentes para la salud. Por eso recomiendan evitar los alimentos altamente procesados y no prestar tanta atención a las etiquetas nutricionales ya que la cantidad de calorías detalladas puede generar que los consumidores eviten alimentos saludables por ser ricos en grasa y prefiera por ejemplo un paquete de snacks que declaran ser «bajos en grasa».