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Del Bar de Tinelli, a campeona del mundo

Carolina Duer, quien defendió con éxito su corona el fin de semana, trabaja además en el bar de Ideas del Sur. Es conocida como la Barbie de Acero, obviamente por su belleza y su guapeza dentro del ring.  Esta chica Tinelli cuenta que nunca le ofrecieron participar del Bailando por un sueño, pero que no dudaría en aceptar si le hicieran llegar la propuesta.

Se llama Carolina Duer y acaba de batir a la uruguaya María José Núñez por nocaut técnico en el tercer asalto, con lo cual retuvo el título mundial supermosca de la Organización Mundial de Box. La historia de esta porteña de  32 años es particularmente especial. Es que además de ser boxeadora, atiende junto a su familia el bar de la productora Ideas del Sur de Marcelo Tinelli.

“A los famosos hay que saber atenderlos, porque a veces hay muy poco tiempo. Al principio chocábamos un poco más, pero ahora ya nos conocen, a mi familia, a mí y a las chicas que trabajan ahí”, contó hace poco.

“No hay mangueo, pero hay mucha gente que, como es un ámbito de trabajo, van, consumen algo y después se olvidan de que tienen que pagar”, contó la rubia que gracias a su extrovertida personalidad se hizo amiga de varios famosos.

Duer defendió por tercera vez el cetro que había conquistado en el Casino Victoria de Tigre el 17 de diciembre del año pasado, cuando doblegó a la italiana Loredana Piazza por puntos, en un fallo unánime. Ya había conservado su corona frente a la francesa Aziza Oubaita y la serbia Fleis Djendji, pero este desafío ante la uruguaya radicada en Paraguay fue el más exigente.

Así y todo, la anfitriona mostró una marcada evolución en la manera de caminar el ring, en la combinación de golpes y en la capacidad para definir; por eso terminó el combate rápidamente, sin dejar dudas.

Carolina empezó en el mundo del boxeo de casualidad, ya que acompañó a una amiga a la Confederación Argentina de Box para averiguar detalles de los entrenamientos. “Cuando llegué con mi amiga nos pusimos a mirar cómo entrenaban y enseguida se acercó Alberto Zacarías, que hoy es mi entrenador, para preguntarme si quería boxear”.

Después de realizarse los estudios médicos necesarios comenzó con los entrenamientos y desde 2004 no se alejó más del cuadrilátero. “Me acuerdo que al primer entrenamiento llegué con ropa linda y toda pintada. Al entrar al gimnasio sentí que todos me miraban y, para colmo, a los diez minutos empecé a transpirar y se me corrió todo el maquillaje. Fue un papelón y me dio mucha vergüenza”, recuerda.

“A los dos meses me ofrecieron sacar la licencia de amateur cuando por lo general se saca a los seis meses. Como amateur hice 20 peleas, gané 19 y una fue por nocaut. Después, a los tres años de comenzar a boxear me convertí en profesional. Empecé bárbaro porque gané en el debut, pero las tres peleas siguientes las perdí y ahí casi tiro la licencia a la miércoles”.

Esta chica Tinelli cuenta que nunca le ofrecieron participar del Bailando por un sueño, pero que no dudaría en aceptar si le hicieran llegar la propuesta. Por otra parte Carolina no descarta llevar adelante algunas de las ideas que le dan vuelta por su cabeza.

“Si me ofrecen para hacer algo en la tele seguro que agarro viaje y más si tiene que ver con el boxeo. Recuerdo que cuando era chiquita me gustaba mucho ir a clases de teatro”, confiesa sin ningún tipo de pudor.

Es que ella se reconoce como una persona de carácter fuerte y por eso su madre y su hermana, que también trabajan en el bar de Ideas del Sur, le pidieron que vaya cuando hay mayor movimiento. “Yo estoy en el bar los días que hay programas en vivo a la noche porque ahí hay mucha gente y más de uno se quiere hacer el vivo”, explica.

Carolina se considera “una boxeadora bastante coqueta”, al punto que se fija hasta en el más mínimo detalle antes de subir al ring. “Siempre me maquillo antes de boxear. El problema es que en la mitad de la pelea ya parezco Alice Cooper porque se me empieza a correr la pintura”, cuenta entre risas.

Su constante iniciativa la llevó a convertirse en la entrenadora particular de los nietos de Susana Giménez y, cómo si fuera poco, le propuso a Ricardo Fort integrar el plantel de custodios. “Le propuse contratarme de custodio por si llegaba a tener algún problema con una mujer”, cuenta de manera divertida.

Fue gracias a ese deporte que Carolina potenció otra de sus pasiones: la solidaridad. “Siempre me gustó ayudar. Estamos armando clínicas de boxeo en barrios humildes. Vamos con un auspiciante, dejamos un gimnasio armado, damos la clínica y después los chicos pueden seguir entrenando de manera gratuita. Y cuando me piden ayuda, hago lo posible por dar una mano.