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Actualidad

El deporte y la maternidad

Compartir unos instantes con Concha y Alba descubren que el solo cruce de miradas de madre e hija es muestra de devoción eterna. La una tiene en su proyección de lo que hace a diario tanto como madre, como deportista de élite y trabajadora, a la otra. La niña, de cuna deportista, pues su padre Venancio José Murcia es plusmarquista nacional de velocidad (200) y su madre es la gran referencia española del salto de longitud, vive su infancia entre las tremendas ganas de ver a Concha dar el gran salto, al tiempo que no querría que se separasen un segundo. Y unidas estuvieron en familia con motivo del Día de la Madre.

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La mujer deportista encuentra un punto de inflexión en su carrera cuando disfruta del camino de la maternidad. Obviamente se produce una pequeña interrupción entre el embarazo, el momento único de dar a la luz y la recuperación. Concha Montaner (L’Eliana, Valencia, 14/1/1981) es una de las reinas del atletismo español. Domina la carrera que lleva hasta el foso en el salto de longitud tanto en pista cubierta como al aire libre y acumula 17 títulos, además de ser tres veces olímpica y mira a Río de Janeiro 2016.

La atleta valenciana dio a luz a Alba en septiembre de 2009 con 27 años. Cambió ya totalmente su vida. Comenzó a ser madre y a compaginarlo con el salto de longitud, que es su otra parte de vida y oficio. Y tras una fase de recuperación regresó a reinar en el salto nacional. Pero el camino sigue, y Alba crece. Y Concha nos cuenta cómo es eso del criar, educar, formar a una hija, y seguir siendo deportista de elite.

Con los quehaceres diarios, entre el trabajo y los entrenamientos, «te queda poco tiempo y quieres pasarlo con ella -Alba-. No quiere que vaya a entrenar, sobre todo por las tardes, para que estemos juntas. Entonces todo se va complicando cada vez más y tengo que acoplarme cada vez más ella», explica con orgullo Concha Montaner, quien junto a Alba y su marido Venancio forman un triángulo vital.

La saltadora valenciana, que se prepara cada día a las órdenes de Rafa Blanquer, hace todo lo posible para responder como corresponde a cada jornada: «Me levanto. La llevo al colegio -Iale)-
Alba a Concha: «Mamá, no quiero que vayas a entrenar más»
. Me voy a trabajar. Salgo y me voy a entrenar. Si es día de sesión única ya tenemos la tarde para estar juntas. Si hay doble sesión, vuelvo a trabajar, y luego a entrenar, entonces paso menos tiempo de la tarde con ella y se enfada». Así describe Concha su día a día, al tiempo que se felicita por contar con la lógica ayuda de su marido y su familia. «Recibo ayuda obviamente de mi marido y también de mi familia, que está muy unida y es muy fuerte. Gracias a ellos puede seguir siendo deportista de élite, pues de lo contrario no podría», asegura.
Alba va creciendo, al tiempo que Concha disfruta del deporte de máximo rendimiento, pero sin lamentar perderse grandes acontecimientos de su hija. «Por suerte me he perdido bastante poco», concreta la saltadora, que sí reconoce que la pequeña ve con recelo su vida deportiva. Concha no recuerda haber escuchado una frase de empuje de su hija y lo entiende porque «ella ve que el deporte le roba a su madre», por contra «hace poco me dijo: ‘mamá, no quiero que vayas más a entrenar’».

Conciliar la vida atlética no resulta fácil, pero es posible: «Si la vida del deportista ya es dura porque tienes que entrenar y guardar horas de descanso para poder rendir, pues cuando además tienes que tener un trabajo para ir adelante, la jornada acaba siendo dura».

Coyuntura económica
La vida familiar la compagina de la mejor manera posible con la deportiva, pero este escenario, particularmente el atletismo, se ve afectado por la coyuntura económica general. Han habido recortes en las becas -65% en atletismo-. Y los apoyos caen a diario.

La reina del salto de longitud español opina que «se están cargando el deporte español más allá de algunos deportes. Somos una potencia mundial en deportistas, pero hay algunas disciplinas que acabarán siendo amateurs». Concha Montaner concreta respecto al deporte femenino que «si el deporte está mal, el femenino todavía está peor. Si lo has hecho bien consigues algún empujoncillo, y si lo has hecho mal, pues palos».