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Hermanas afganas boxeadoras buscan el Oro Olímpico

Dos hermanas adolescentes afganas, Shabnam y Sadaf Rahimi, se están tomando la pelea por los derechos de las mujeres más literalmente que la mayoría de sus pares, en un cuadrilátero como miembros el primer equipo de boxeo femenino de su país.

Practican dentro de un gimnasio espartano con espejos rotos, pintura descascarada, cuatro sacos de boxeo y un piso de concreto acolchado con alfombras de color rosa y verde desteñido. Algunas niñas usan máscaras para que no las moleste el polvo del suelo.

 «Convertirme en boxeadora era mi sueño. Al principio mi padre no estuvo de acuerdo. Dijo que las niñas no deberían boxear», contó a Reuters Sadaf, de 18 años. «Después de que gané mi primera medalla, cambió de opinión», añadió.

 El boxeo femenino todavía es relativamente inusual en la mayoría de los países, pero especialmente en Afganistán, donde muchas niñas y mujeres todavía enfrentan obstáculos para educarse o trabajar. Activistas dicen que es común la violencia y el abuso en los hogares.

 Tres veces a la semana, las niñas van a practicar al estadio Ghazi, otrora usado por los talibanes para ejercer castigos públicos. Los islamistas de línea dura gobernaron el país desde 1996 al 2001.

 Las mujeres eran lapidadas por adulterio en ese lugar y, pese a una costosa modernización, su pasado sangriento a veces asusta a los atletas. «Mi familia huyó a Irán durante el Gobierno talibán (…) pero sé que las mujeres solían ser asesinadas aquí y algunas veces cuando ejercito sola dentro del estadio me da pánico», dijo Sadaf.

 Bajo el Gobierno talibán, todos los deportes para las mujeres estaban prohibidos. En la actualidad, igualmente tienen muchas menos oportunidades para practicar ejercicio que los hombres.

 Durante una práctica, niños miraban a través de la sucia ventana de la sala de entrenamiento, curiosos de ver a niñas haciendo flexiones y dar puñetazos.

 Pero no todos los espectadores son simplemente curiosos. Muchos en esta sociedad conservadora todavía consideran que pelear es un tabú para las mujeres, y las niñas lidian con serias amenazas.

 «Hace dos años alguien llamó a mi papá (…) y lo amenazó con que nos secuestraría o mataría si nos dejaban entrenar», dijo Shabnam, de 19 años.

 No volvieron a practicar durante un mes, hasta que su entrenador les ofreció organizar el transporte para las niñas y siguen limitando los entrenamientos al gimnasio, donde el Gobierno suministra la seguridad.

 El equipo fue creado en el 2007 por el Comité Olímpico Nacional de Afganistán para combatir los estereotipos y animar a las niñas a defender sus opiniones.

 «Queremos mostrar al mundo que las mujeres afganas pueden ser líderes también, que ellas puedes hacer cualquier cosa, incluso boxear», dijo su entrenador, Mohammad Saber Sharifi.

 El equipo recibió apoyo financiero del comité olímpico y de la Cooperación por la Paz y la Unidad, una organización no gubernamental local, pero los suministros aún son escasos.

 Sharifi, ex campeón de boxeo profesional, espera conseguir más apoyo para construir un cuadrilátero, mejorar sus equipos y enviar a las niñas a reuniones internacionales para perfeccionar sus habilidades.

 La mayor esperanza es llegar a los Juegos Olímpicos de Londres de este año, donde el boxeo femenino debutará como deporte, pero se interpone en mayo una difícil ronda de clasificación en China.

Ninguna mujer afgana ha ganado una medalla en los Juegos Olímpicos, pero el luchador de taekwondo Rohullah Nikpai podría haber preparado el camino para los atletas locales cuando ganó una presea de bronce en Pekín 2008, convirtiéndose en un héroe nacional en el proceso.

 Las hermanas Rahimi se proponen alcanzar el mismo podio. Shabnam ganó su primera medalla de oro en una competencia internacional en Tayikistán, donde su hermana menor también se llevó la plata.

 «Quiero convertirme en una buena boxeadora para dar más orgullo a mi país. Mi sueño es izar la bandera afgana por mi país», dijo Shabnam.