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Actualidad

Las Cholitas en el Ring

 

 

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http://www.youtube.com/watch?v=zFf1LAdMMQQ&feature=related

 

 

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La Paz, Bolivia. Un deporte extraño:  la lucha libre femenina boliviana. Si bien el origen es moderno 2003, las raíces hay que buscarlas en el “Tinku”, un ritual y  danza folklórica de Bolivia, de tiempos incaicos. Estas combatientes vestidas extrañamente, en su mayoría madres y amas de casa, son héroes, donde miles de personas se reúnen para ver los combates cada semana. Las luchadoras son conocidas como “Cholitas”, y es extraordinariamente difícil competir, pues las mujeres saltan desde las cuerdas, vuelan por el aire y se golpean con verdadera fuerza. Lesiones y caras ensangrentadas son comunes. Las reglas permiten que se puedan romper cajones de madera sobre las cabezas de sus contrincantes.

Las peleas de las cholitas luchadoras han comenzado a extenderse por este país andino. El fenómeno empezó hace casi ocho años cuando los luchadores masculinos, desesperados por atraer más público a sus espectáculos, decidieron subir a mujeres al ring.  Las primeras peleas se dieron en  El Alto, ciudad-dormitorio de La Paz,  pegada al aeropuerto J.F. Kenedy, de un millón de habitantes, a más de 4.000 m de altitud y de mayoría Aymará. Ya en el 2003, vi a mujeres pelear en una calle, me llamó la atención que la gente se arremolinara, pero nadie se animo a separarlas ,comento un turista. En las ciudades de El Alto y La Paz, las más pobladas de Bolivia, ya hay al menos ocho grupos de cholitas luchadoras, que se presentan con sobrenombres de batalla sugestivos, como ‘Juanita, la cariñosa’, ‘Elizabeth Rompecorazones’, ‘Jennifer Dos Caras’, ‘Marta, la Alteña’, ‘Remedios, la misteriosa’ o ‘Silvina, la Poderosa’.Las luchadoras suelen ser amas de casa o comerciantes

Llegó la hora de Yolanda “La Amorosa”. La luchadora, de menos de 30 años, camina hacia el ring con la elegancia de una actriz que llega al Festival de Cannes. Levanta la mano para saludar a su público, que la aplaude, le grita, la alienta, le chifla, le exige. Camina lento, con estirpe real y bambolea su faldón rosa. No parece una luchadora ruda, sino más bien una princesa inca. Tiene los ojos achinados, la nariz fina  a pesar del puñetazo que más tarde supe que le pegó su padre, los labios grandes y el pelo azabache. Lleva una mantilla tejida a crochet y aros que parecen de oro, y que se quitará antes de luchar. Yolanda La Amorosa sube al ring y le muestra a sus seguidores lo que ellos quieren ver: puños cerrados y cara de mala. Hoy son más de 10 luchadoras que lograron que el cachacascán boliviano llegara al Show de Cristina en Miami, al National Geographic, a diarios españoles y alemanes; a la pantalla grande. El filme Cholita Libre, que retrata la vida y la lucha de cuatro bolivianas ganó recién el Festival de Cine y Mujer en Argentina.