Connect with us

Tenis

Las hermanas Williams jugaron en la Catedral

Mostraron su clase y su glamour en el Buenos Aires; se divirtieron y dieron clínicas para niños

Fueron menos de dos días; unas 36 horas. Resultó una visita relámpago, prácticamente. Furiosa, como son ellas mismas en un court. Llegaron el viernes a las 11 a la Argentina y regresaron anoche a los Estados Unidos. Pero sólo un puñado de horas les alcanzó para encandilar, para llamar la atención en cualquier sitio en el que lucieran sus cuerpos portentosos y cabellos coloridos. Siempre acompañadas por su simpática madre Oracene y una numerosa comitiva, Serena y Venus Williams, dos de las tenistas más influyentes de la historia, la actual número 1 del mundo y la ex líder de la WTA, desplegaron su carisma y glamour por primera vez en Buenos Aires. En definitiva, más allá de cualquier impulso del marketing, las Williams son las hermanas más influyentes del arte de las raquetas. Son algo así como una suerte de maquinaria inagotable de lograr trofeos.

«Estas jugadoras cambiaron la historia del tenis. Impusieron la potencia y el físico. En la época de Graf, de Sabatini? el juego era otro. Cuando llegaron las Williams, junto con Jennifer Capriati, el circuito empezó a ser diferente. Se empezaron a ver mejores jugadoras desde lo físico», describió Batata Clerc, ex número 4 de ATP, que fue parte del espectáculo sobre el polvo de ladrillo del Buenos Aires Lawn Tennis Club. Y no exageró. En febrero de 2002, Venus (33 años) se convirtió en la primera afroamericana en llegar a la cima del ranking, sitio en el que permaneció durante 11 semanas; ganó 7 Grand Slams en individuales, 13 Majors en dobles y hasta la medalla olímpica dorada. Hoy, después de superar lesiones y hasta el síndrome de Sjögren, una enfermedad autoinmune que la fatigaba, dice que no piensa en el retiro, que anhela jugar los Juegos Olímpicos de Brasil 2016, está en el 47° escalón de la WTA y acumula 44 títulos. Su hermana, Serena (32), la jugadora que da la sensación de dominar a voluntad, fue la tenista de la temporada, con 11 títulos, incluidos Roland Garros, el US Open y el Masters de Estambul. Sus lauros son asombrosos y toman aun más valor tras la recuperación de una embolia pulmonar: 32 trofeos de Grand Slam (17 en individuales, 13 en dobles y dos en dobles mixtos) y cuatro medallas doradas olímpicas. Richard, el padre de ambas, las preparó desde niñas para que dominaran el mundo. Y lo consiguió.

Además de jugar durante casi una hora y media (ganó Venus 7-6 y 6-2), las Williams pasearon por Palermo, hicieron algunas compras de ropa y recuerdos, cenaron en Puerto Madero (Serena no come carnes rojas) y participaron de dos clínicas con niños. La primera fue por la mañana, en el barrio Cildáñez, en un acto impulsado por el gobierno porteño, y la otra fue durante el mediodía en el Baltc. Allí también estuvo Paula Ormaechea, la mejor argentina del ranking (62°), fanática de las morenas, que de niña llegó a decirle a la madre que quería pintarse la piel de negro para parecerse a sus ídolas. También participaron chicos ciegos del valioso programa encabezado por Eduardo Raffetto. Serena, quien se autodescribió como un «animal» dentro del court pero una mujer «sensible» fuera de la competencia, se emocionó. «Hice algo que nunca he hecho antes de hoy. Jugué al tenis en la Argentina con los niños ciegos. La pelota hacía ruido. Escucharon y después le pegaban (?) Fue una de las experiencias más increíbles que he tenido. El tenis abre las puertas a tantas personas y cosas diferentes (?) Estos chicos me enseñaron una lección importante, cualquier cosa es posible», escribió la menor de las hermanas en su cuenta de la red social Twitter, con más de 4.000.000 de seguidores.

Tuvieron que pasar dos décadas para que llegara a la Argentina una número 1 en vigencia. La última había sido la alemana Steffi Graf, quien en diciembre de 1993 disputó una exhibición con la checa Jana Novotna, también en el Baltc. En aquella oportunidad, la mujer de Andre Agassi además jugó un doble junto con Guillermo Vilas ante Novotna y el ecuatoriano Andrés Gómez. Unos 4000 espectadores poblaron las tribunas de La Catedral de Palermo y varias ex tenistas argentinas no se perdieron el show, como Florencia Labat y Mariana Díaz Oliva. También hubo sangre joven, como Julieta Estable, de 16 años, una de las mayores promesas del tenis nacional junto con Nadia Podoroska, también de 16, que justamente ayer conquistó su primer título como profesional: en la categoría Women Circuit 10K, en Santiago, Chile.

Venus, que había ingresado en el court con una cartera y mostrando la indumentaria que ella misma diseña (hasta se animó a desfilar), cerró la exhibición a pura potencia, con tres aces. Hubo aplausos, también algunos gritos histéricos. Hasta que los Auténticos Decadentes salieron a escena y las hermanas cerraron el show bailando, divirtiendo. Así viven la vida.