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Turf: Quién es Vicky Canessa, la primera argentina que logró ingresar al Godolphin Flying Start

Si no fuera porque se está capacitando en un centro hípico de primer nivel, uno de los mejores del mundo, se diría que Vicky Canessa está en un parque de diversiones. Hay que escuchar lo que dice, claro, pero también la forma, la risita que acompaña varias de sus frases, que no hacen difícil imaginar una sonrisa amplia a través del teléfono. El «parque» es el Godolphin Flying Start, el programa de capacitación que ideó el jeque Mohammed al Maktoum, uno de los turfmen más grandes del mundo. Dos años por las sedes de Godolphin en el planeta (Irlanda, Inglaterra, Dubai, Australia, Japón.) en una experiencia increíble, reservada a 12 estudiantes. Vicky es la primera argentina que ingresa.

Veterinaria recibida en la UBA, a los 26 años está en el mundo que eligió sin más influencia que «una abuela postiza»Christine Moore, la madre de Carlos (Ned), una especie de embajador turfístico argentino sin cartera, en Virginia, Estados Unidos. «Abuela postiza porque no tengo en la familia que tuviera campo y fue una conexión porque trabajó con mi mamá: Christine era directora de inglés del St Brendan’s College y mi mamá, Martina Canessa, la vice».

En el campo de los Moore, Canessa conoció al que sería el sujeto de su pasión y su medio de vida, y ella, que ya sabía que sería veterinaria, decidió que se especializaría en caballos… y de carreras. «Me recibí en 2017 en la UBA y en 2018 trabajé en Rood and Riddle». Este es el hospital veterinario de mayor prestigio en los Estados Unidos. Se encuentra en Kentucky. Hasta ese momento, la veterinaria había hecho una pasantía en el hipódromo de San Isidro, que en definitiva es su única experiencia en Argentina. Hasta ahora.

«En Lexington conocí a un chico irlandés Jonny Smyth -así se escribe-, que me dijo que intentara ingresar en el Flying Start. Es assistant manager en Shadwell [uno de los satélites de Godolphin], pero no pude aplicar. Luego, Ned Moore me facilitó una oportunidad en Juddmonte Farms Kentucky Equine Management Intership, donde te asignan un haras y estuve en la doma en Juddmonte; su gente es como mi familia. Después me vine a Irlanda».

Hay que conocer esos nombres que menciona Vicky como al pasar y que son música para los oídos. Venerables. Y la veterinaria los trató de primera mano. Como al Irish National Stud (chapeau, otra vez), en el que pasó la primera parte de este año y le dio el empujón que le faltaba para convertirse en uno de los 12 elegidos del Flying Start. «De ese curso salimos siete que ahora estamos en Godolphin; cinco meses de práctica en haras y teoría; la idea es que rotes entre la padrillera, los partos nocturnos, las ventas, hasta dan charlas profesionales de Goffs [la prestigiosa firma rematadora local]». Casi una universidad del Estado irlandés, que incluso está abierta al turismo y al público en general. Una maravilla.

-¿Cómo fue ese segundo intento para ingresar en Godolphin?
-El año pasado no entré porque debía cumplir una exigencia del idioma por no tener el inglés como lengua materna, pero Clodagh Kavanagh, manager de la beca, me dio consejos, igual que Fabricio Buffolo, un brasileño que egresó en la primera camada, y también Smyth. No hay tener miedo de intentar. No hay requisito de edad, se fijan en la capacidad. Vienen de distintos estudios, en base a tu nivel de estudio es la mínima cantidad de años de experiencia previa. A los que no son graduados les piden 7 años en la industria, pero aplican. Somos solo dos veterinarios en nuestro curso, que es el tercero.

-Se pide experiencia en caballos, no importa el título…
-Entre los 12 hay administradores, graduados en comunicaciones. La idea es aprender unos de otros, trabajar en equipo. Debatimos temas entre nosotros, sin los instructores. Saben que si tienen una duda de veterinaria pueden recurrir a Toshi Onikubo (japonesa, desde luego) o a mí. Marie Rohaut, nuestra compañera francesa, organizó el viaje para ver el Arco de Triunfo y a Enable. Su padre es entrenador en Francia. Yo nunca toqué el Excel y nos están enseñando, hay jornadas para Word, reuniones con Clodagh para charlas personales, te hacen conocer mentores. Hicimos yoga con una profe.

Le brota la alegría a Vicky cuando apunta que los doce irán a Longchamp a asistir a la carrera más ilustre para fondistas en Europa, que se corre el domingo, durante una de las ventanas que permite el programa, entre la actual etapa de Kildangan Stud, en Kildare, y la de Dalhalm Hall, en Inglaterra. Ambas sedes de cría y entrenamiento de la familia Godolphin. El año que viene irán a Jonabell Farm de Kentucky, y a Kelvinside, de Australia. El inicio de 2021 será en la Emirates Academy de Dubai y finalmente el regreso a Kildangan -otro satélite de Godolphin-, para seguir con entrenamiento, hasta la graduación, en julio. El resto de las ventanas será en las fiestas y para vacaciones de verano.

Los lapsos libres, que despejan la mente, como quiere Godolphin, tuvieron un momento especial hace dos semanas: «Tuvimos una carrera [pedestre] de 5km y para eso nos entrenamos. Se llama Vicarstown parcrun. Interesa el bienestar mental y físico. También les gusta que haya intercambio cultural, como un partido de fútbol gaélico femenino (mezcla de fútbol y rugby), y yo ya avisé que me prendería.

-Una vez terminado el curso, ¿qué sigue?
-Pasantías de entre cuatro y seis semanas. Uno elige dónde (Japón, Estados Unidos, Reino Unido, Irlanda, Australia, Nueva Zelanda, Francia) y la especialidad. Tengo una idea de hacer bienestar animal, con veterinarios con conocimiento en las reglas de carreras, que trabajen en un hipódromo y conozcan las drogas, lesiones, y analizar el boom de Australia, cómo hicieron para atraer gente joven y que desconocía el turf. Mis mejores amigos no saben, pero van a las carreras y disfrutan, van como entretenimiento. Estuve una vez a Flemington Park en 2016.

Vicky Canessa sería capaz de no dormir para aprovechar todo lo que ya vivió, como conocer Curragh, el hipódromo de Dublin, o asistir al complejo de entrenamientos de Joseph O’Brien, el hijo del ilustre Aidan, al que la talla y el peso le frenó la carrera como jockey y ahora prepara 40 caballos propios. «Los conoce a todos por su nombre», se maravilla Vicky. La grieta entre Godolphin y Coolmore se cierra a veces, como cuando el grupo conoció el palco privado del grupo Magnier, de rivalidad reconocida con el de los emiratos en las pistas y las ventas de caballos. «Nosotros no nos cerramos, hacemos los partos en otros farms, como WinStar o Denali».

Todo durante la estadía en los clubs-house en Kildangan o la casa de Newmarket. «Tenemos salario y plata extra para vuelos, además nos proveen ropa, ayuda económica para comprar una computadora. siento que tengo a mis padres acá», cuenta la veterinaria. El interés de cada uno por los otros es algo que destaca: «Todos mis compañeros están interesados en la Argentina, menos en el mate (se ríe). No pueden creer que en nuestro país se trabaje a los caballos sin montura. Me encantaría llevarlos a la Argentina y lo saben».

Vicky Canessa tiene un rasgo que la eleva. No quiere ser la única argentina en semejante nivel de capacitación por mucho tiempo y lo repite durante la charla. «Espero que más gente de nuestro país aplique. No hay que tener miedo». Y no duda: «Godolphin Flying Start es el legado más grande que deja el jeque Mohammed al turf mundial».

Para Victoria Canessa será sin dudas una de las mejores y más emocionantes experiencias en el ámbito para el que se está capacitando, aunque no esté en el programa del curso. Con sus 11 compañeros estará pasado mañana en el hipódromo de Longchamp, en París, acaso para asistir a un momento histórico: la increíble Enable buscará una hazaña única y su jockey, Frankie Dettori, puede obtener su séptimo triunfo en los célebres 2400 metros de césped.

Dalham Hall Stud es la próxima estación. El grupo se trasladará a fin de mes a Inglaterra y se alojará en ese establecimiento de Newmarket.

Fuente consultada: La Nación