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Extremo

Wingfly, el deporte extremo que ya mató a 7 personas este año

Es una nueva modalidad de paracaidismo en la que el saltador se precipita con un traje aéreo.

Es una nueva modalidad de paracaidismo en la que el saltador se precipita con un traje aéreo. Este viernes falleció un presentador de televisión español en los Alpes suizos

 

En el wingfly, el saltador planea hasta aterrizar con unas alas que surgen de la equipación, un deporte extremo que este viernes se ha cobrado la vida del aventurero barcelonés Álvaro Bultó.

Pero no es el único, los accidentes en esta modalidad de paracaidismo son frecuentes y, en el último mes, han fallecido en Francia cinco personas practicando este deporte, que ya ha sido prohibido en algunas zonas de los Alpes galos.

Estos trajes, fabricados con nylon y manufacturados individualmente, se componen de tres alas, dos en los brazos y una en las piernas simulando la cola de un pájaro, que además incluye unas pequeñas canalizaciones membranosas, de forma que permite la circulación del aire y aumenta la resistencia del saltador a la caída, según explica Fogonazos.es.

Este deporte de riesgo consiste en un salto al vacío desde un avión, normalmente un Pilatus Porter, tras el cual el saltador hincha las alas de su traje y ejecuta arriesgadas piruetas en el aire, mientras cae a una velocidad aproximada de 200 kilómetros por hora, y aterriza desabrochando una cremallera lateral que libera las piernas para caer con una mayor seguridad.

Los trajes aéreos cuentan con numerosos accesorios para evitar accidentes o disminuir posibles daños en una caída, desde cascos y gafas reglamentarios en todas las modalidades de salto base a complementos más específicos, como una reserva manual que despliega un paracaídas accesorio.

Los orígenes del deporte se fechan en la década de los treinta y durante años se hicieron pruebas con trajes prototipo de diversos materiales, como madera, seda o metal, aunque las sucesivas pruebas fueron fallidas.

Aunque en los años noventa los nuevos materiales permitieron hacer diseños más seguros, no fue hasta finales de siglo cuando esta práctica se popularizó entre los aficionados al paracaidismo gracias a una nueva equipación llamada BirdMan, fabricada por la compañía del mismo nombre.

A partir de entonces, nuevas empresas se dedicaron a diseñar este tipo de equipos, siendo una de las más conocidas Wingfly, que fabrica trajes aéreos en distintos tamaños, dependiendo de la experiencia del saltador, y sus precios fluctúan de los 260 euros a los 2.100 euros.